LA IRRITABILIDAD
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generalmente relacionado con el acontecimiento desencadenante. Es decir, no se trata de que la persona que se enfada más le sucedan cosas más desagradables y en mayor número que a la que se enfada menos. Por ejemplo, ante un atasco vemos que hay personas que reaccionan con paciencia y otras montan en cólera. La irritabilidad es, por tanto, un estado más que una consecuencia.
Es verdad que la vida cotidiana está salpicada de pequeños acontecimientos más o menos molestos, como:
- Una broma de mal gusto.
- Un error en las transaciciones bancarias.´
- El pintor pretende no respetar el presupuesto que habíamos acordado.
- Presto un libro y no me lo devuelven.
- etc.
Estos acontecimientos y otros similares no pueden considerarse realmente graves, ni son motivos justificados de un ataque de ira. Sin embargo, la mayoría de las veces que nos enfadamos lo hacemos por causas insignificantes como éstas.
Diferenciamos entre categorías de enfado: poco, moderadamente, bastante o muy enfadado.Las personas que pertenecen a esta última categoría se caracteriza por la frecuencia de sus estados de ira, así como por la gran intensidad de los mismos. Dicho de una manera sencilla, cualquier nimiedad es causa suficiente para que entren en estado de enfado fuerte. Pierden el control, llegando a provocar situaciones aparatosas, desbordadas y hasta absurdas.
1. ¿PORQUE ME ENFADO?
Cuando nos enfadamos, la culpa es siempre de los demás, sea como sea, la culpa de nuestra irritación siempre la tienen los demás. Pero, ¿Es esto realmente así?. Nadie ni nada ajeno a nosotros mismo pueden causarnos irritación, a menos que lo permitamos.
Míralo desde este punto de vista, la irritación, al igual que la tristeza o la alegría son emociones, y una emoción es siempre la consecuencia de una cognición (un pensamiento). Por tanto cada vez que nos enfadamos antes hemos pensado en ese enfado.
Ejemplo:
Una dependienta está apunto de cerrar la tienda cuando aparece una cliente. La dependienta está cansada y tiene ganas de irse a su casa. Piensa: ” Siempre igual, en el último momento aparece la clienta rezagada. Seguro que va a estar media hora husmeándolo todo y al final no va a comprar nada. Ya me conozco yo a las pesadas de última hora.”. O bien puede pensar: “¡Vaya!, hoy es un buen día. Hasta último minuto ha habido clientes. ¡Ojalá todos los días fueran igual!.
Podemos ver dos formas diametralmente opuestas de reaccionar ante una misma situación, a la vez que demostramos que la respuesta emocional, positiva o negativa, no está directamente relacionada con el acontecimiento externo, sino con la interpretación que el individuo hace de dicho acontecimiento.
2. ¿CONVIENE O NO CONVIENE ENFADARSE?
La mayoría de las veces cuando le propones a alguien que deje de enfadarse, lo primero que hace es enfadarse. ¿Me estas diciendo que agache la cabeza ante las injusticias del mundo?…
No, por supuesto que no, no se trata de eso. Más bien se trata de que comprenda que no siempre enfadarse es la opción más inteligente.
Enfadarse casi nunca es una buena estrategia por varias razones:
- Los enfados invitan más al enfrentamiento que al diálogo.
- El enfado no ayuda a solucionar el problema.
- Las consecuencias de los estallidos de ira, acaban volviéndose en contra de quien los emite.
3. LAS CAUSAS OCULTAS DEL ENFADO
Nada ni nadie es capaz de provocarnos un enfado, a menos que nosotros estemos dispuestos a enfadarnos. No son los acontecimientos sino las interpretaciones que hacemos de ellos las que nos provocan nuestros sentimientos.
Las Distorsiones cognitivas (pensamientos) que aparecen con mayor frecuencia en los ataques de irritabilidad son la etiquetación, la lectura del pensamiento, la magnificación, y la enunciaciones “debería”.
La adicción a la justicia es otro de los causantes de los ataques de íra. Cuando pensamos que están siendo injustos con nosotros, normalmente nos sentimos tan heridos que perdemos el control.
4. COMO ACABAR CON LA IRA
- Eliminar el deseo de venganza
- Aplacar la visceralidad.
- Responsabilizarse de su parte de culpa.
5. TRES BUENAS RAZONES PARA NO ENTRAR EN UN ESTADO DE CÓLERA.
- Si aceptamos que no son los acontecimientos los que nos provocan el sentimiento de enfado sino la interpretación que hacemos de ellos, tendremos control sobre nuestro enfado porque tendremos que decidir qué interpretación hacemos sobre lo que nos ocurre.
- Mantener la cabeza fría nos permite buscar vías de solución a aquellas circunstancias que nos molestan y podrían desencadenar nuestro enfado.
- Cuando nos liberamos de la ira nos quitamos un gran peso de encima y el exterior deja de ejercer influencia sobre nuestros sentimientos negativos.
psicólogo en Cáceres