Antes de empezar a hablar sobre la adicción al alcohol, debemos saber diferenciar entre uso, abuso y dependencia. Y los conceptos tolerancia, síndrome de abstinencia y desintoxicación.
-
Uso
El uso sería cuando tomamos algunas sustancias como un par de cerveza ocasionalmente. Nuestra vida no giraría en torno a ello y no nos generaría resultados negativos que se repitieran en el tiempo.
-
Abuso
El abuso sería una etapa intermedia antes de iniciar una dependencia. Podríamos decir que se esta incubando una adicción.
El abuso ocasiona resultados negativos y empieza a producirse incumplimientos de obligaciones, que son generadas por el consumo, y no solo depende de la frecuencia y cantidad, sino de las particularidades de la persona. Por ejemplo, si alguien tiene una enfermedad como la hepatitis, y sigue bebiendo alcohol cuando se le ha dicho que no puede beber, podríamos calificarlo de abusivo.
-
Dependencia
En la dependencia va surgiendo una necesidad de beber y se anula la facultad de decisión, es decir de querer seguir bebiendo o no. Los síntomas comienzan a ser más, con mayor fuerza y frecuencia que en el anterior abuso, se emplea más tiempo y la recuperación de los efectos, cada vez es mayor.
-
Tolerancia
Es un estado de adaptación que se produce en el cuerpo, que hace que la misma cantidad de alcohol no sea suficiente y que progresivamente se necesiten mayor cantidad de alcohol para conseguir los mismos efectos que en un principio.
Podemos ver a personas que llevan acabo un consumo de alcohol que si no fuera por esta tolerancia parecería inverosímil, como por ejemplo, cinco litros de cerveza al día.
Socialmente, la tolerancia está mal entendida, fundamentalmente en el consumo del alcohol, dado que no se reconoce como un problema (“yo no me emborracho”), aunque es evidente que altas cantidades de alcohol generan un daño en nuestro organismo, aunque no se consigan unos efectos evidentes de embriaguez.
Cuando hay un tiempo de abstinencia, la tolerancia regresa a los niveles iniciales, pero en cuanto tomamos una pequeña cantidad de alcohol, tras dicha abstinencia, se restablece de forma rápida los mismos niveles que se habían alcanzado cuando consumíamos.
-
Síndrome de Abstinencia
El síndrome de abstinencia se refiere a un conjunto de manifestaciones físicas, mentales o comportamentales que se producen tras la suspensión del consumo del alcohol. En función del tipo de sustancia existen síndromes de abstinencia más o menos peligrosos. Por ejemplo, el síndrome de abstinencia del alcohol, por el riesgo de sufrir lo que se denomina un delírium trémens– cuadro que debe ser controlado médicamente – puede resultar de gravedad si no es tratado adecuadamente. Este cuadro no es habitual, pero hay que tenerlo en cuenta, dado que se caracteriza por la presencia de alucinaciones y convulsiones.
-
Desintoxicación
Consiste en ir eliminando la droga del cuerpo, “dejarlo limpio”. Este proceso se puede llevar a cabo con o sin apoyo médico, dependiendo del caso y sus peculiaridades, así como el tipo de sustancia.
Hasta aquí muy bien, pero…
¿Cómo se desarrolla una adicción?
En el caso de las adicciones mostraremos cómo episodios que en un principio son ocasionales o puntuales, pueden convertirse en un hábito, y a partir de aquí atravesar la barrera y transformarse en una adicción.
Ya sabemos que hay comportamientos o pautas que no se llegan a convertir en hábitos, ya que se realizan de una forma puntual, existen muchos y muy variados sin que estén en el terreno de lo enfermizo.
Pero hay que tener en cuenta que un hábito es el paso intermedio para atravesar la barrera de la adicción. Habitualmente el paso a la adicción se produce de forma progresiva, y sin que sea uno consciente de lo que está sucediendo.
Para que se desarrolle la adicción tiene que haber un hábito previo del cual se va desvaneciendo la capacidad de controlarlo y pasa a controlar a la persona, a dominarla, es decir, se pierde la capacidad de elección sobre cuándo llevarla cabo.
Una vez que aparece la adicción se queda grabada en el cerebro de la misma forma que montamos en bicicleta, o conducir. De esta forma, si hemos desarrollado una adicción al alcohol, y transcurrido un tiempo volvemos a consumir, no empezamos de cero, de la misma forma que si sabemos manejar una bicicleta y estamos unos años sin hacerlo, al subirnos de nuevo en ella, rápidamente volveremos a llevarla con soltura.
ALCOHOL
Se conoce desde tiempos inmemorables. En la actualidad tiene una fuerte aceptación social, lo que hace que sea la droga más consumida en todos los tramos de edad, tanto en hombres como en mujeres. Siempre está en celebraciones y fiestas.
El etanol es el responsable del efecto. Se obtiene a partir de fermentación, como en el vino y la cerveza, o destilación en los licores. La graduación oscila entre los 5-7º de cervezas hasta los 40-50º de algunos licores. Con los grados nos referimos al porcentaje de alcohol puro del producto.
Los efectos dependen de la concentración de alcohol en sangre, la cantidad y rapidez de la ingesta, del tipo de bebida y de variables como el peso (afecta más a personas con menor masa muscular), sexo (la tolerancia femenina es menor) y de cuestiones, como tener el estómago vacío, que hacen que se genere un mayor efecto.
A bajas concentraciones produce en el cerebro sensaciones agradables, como relajación, euforia, aumento de la sociabilidad, desinhibición, lo cual es engañoso porque no es un estimulante como comúnmente se cree, sino un depresor del sistema nervioso. Lo que ocurre es que su primera acción inhibidora se produce sobre los centros cerebrales responsables del autocontrol. Si aumentamos el consumo, provoca disminución de los reflejos, descoordinación y dificultad a la hora de comunicarnos. Y a altas dosis produce fatiga y somnolencia, pudiendo llegar a un estado de coma y muerte por depresión cardiorrespiratoria.
Al cuerpo le cuesta mucho expulsar el alcohol y lo hace a través de la respiración, orina y especialmente del hígado, que se ocupa de metabolizarlo, pero el hígado tiene un límite entre 20-30 gramos la hora, por lo que si no se metaboliza, el alcohol circulara por la sangre dañando los órganos.
El síndrome de abstinencia se caracteriza por: ansiedad, temblores, insomnio, nauseas, taquicardia e hipertensión, que pueden desembocar en un delírium trémens (delirio y alucinaciones) si no se recibe tratamiento.
Psicólogo en Cáceres